martes, enero 06, 2009

Bogotá en el paladar

En Bogotá la gente come. Y come en serio. Nada de platos escualiduchos en los restaurantes y menos en las casas. Aquí comer poquito no es precisamente sinónimo de buen gusto. El único buen gusto viene dado por comer bien y en grandes cantidades. Y por eso la gente come mucho, muchísimo.
Los tamales, por ejemplo, son el equivalente colombiano de nuestras hallacas. Cambian algunos ingredientes y básicamente los diferencia que el tamal lleva arroz. En “La puerta falsa”, pequeño pero famoso restaurante de Bogotá, el plato típico es el tamal con chocolate caliente. Según me dijeron, medio en broma medio en serio, la mejor manera de comer el tamal es bebiendo chocolate. Y al que decida asumir el reto de probar esa combinación casi mortal, le toca superar otro mayor: el chocolate viene “completo”. Traducción: el chocolate viene acompañado con queso, almojabanas –pasteles hechos con queso- y pan con mantequilla. Y como los niños buenos, hay que comerse todo.
Otro plato típico puede ser una generosa cazuela de fríjoles, acompañada de aguacate, arroz, chorizo y torta de plátano en grandes porciones. Y un menú en un restaurante puede incluir un plato de arroz, papas saladas, pescado y ensalada –lo que cualquier caraqueño consideraría un almuerzo completo- acompañado de salpicón –o tizana-, sopa, una buena porción de una torta o dulce y una aromática o un tintico. El ajiaco también es infaltable si se habla de comida colombiana y como ya expliqué es una sopa espesa y resuelta que se toma en platos enormes. Y encima, es casi obligatorio repetir.
No sé si porque la comida es diversa, abundante y económica, pero el hecho es que la ciudad ofrece experiencias gastronómicas tan sublimes y extravagantes que convierten el momento de comer en toda una aventura. Bogotá en el paladar implica en sí mismo un viaje, pero de sabores, que por lo general no decepciona. Y para realizarlo es necesario comer como un bogotano. Es decir, mucho. Muchísimo.

Joanna Ruiz Méndez

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo comí mucho, muchísimo cuando visité Bogotá. Dejé para la próxima visita probar la bandeja paisa porque me daba miedo enfermar a medio viaje.

Lo mejor fue una franquicia típica que se llama Don Jediondo, brutal!

Andrés Carne de Res, paso. Demasiado ruido :P

Inita

Joanna dijo...

Hola Inita! Supe de Don Jediondo hasta el último día del viaje. Aunque no me llamó la atención el nombre, quedé con las ganas de comer allí porque me dijeron que era excelente. Será hasta la próxima visita como tu bandeja paisa!