martes, julio 05, 2016

Tokio Blues, Norwegian Wood


Hace unos años, cuando escuché a mucha gente a mi alrededor hablar de Haruki Murakami y cómo sus libros los habían enganchado, lo puse entre mi lista de pendientes. Finalmente, una Navidad me regalaron un libro de este autor: Kafka en la orilla. Lo que pensé que se convertiría en una experiencia fascinante, fue una decepción mayúscula: no solo no me enganché, sino que me sentía desconectada de las metáforas no siempre bien logradas, de la historia que se enreda y no lleva a ninguna parte, de la gran cantidad de referencias musicales y literarias que me parecieron forzadas la mayor parte del tiempo. Este libro me dejó nada o poco,  algo que rara vez suele pasarme.
A pesar de esta experiencia, decidí darle una segunda oportunidad al autor japonés. En la última Feria del Libro de Bogotá, adquirí Tokio Blues, Norwegian Wood. La historia es muy sencilla: Toru Watanabe, de 37 años, rememora su adolescencia y todas las experiencias que marcaron esta etapa de su vida profundamente. Sus recuerdos se centran principalmente en Naoko, una joven frágil, etérea e inestable, quien había sido novia de Kizuki, su único amigo de juventud y quien se suicidó a los 17 años.
El protagonista también rememora sus vivencias en una residencia de estudiantes, las personas que conoce en el centro de reposo donde Naoko debe ser internada por sus problemas de salud mental, la situación que se vive en su universidad y su desconexión del entorno que lo rodea. Entre sus recuerdos, también destacan otros dos personajes: la simpática Midori, quien combate las desgracias de su vida a fuerza de vitalidad y alegría, y Reiko, una mujer madura que busca conseguir en el encierro y en la música una forma de luchar contra sus fantasmas.
En su juventud, a pesar de la vida que tiene por delante, los pensamientos de Watanabe giran alrededor de la muerte, pero también en el descubrimiento de la posibilidades que ofrece el sexo y las contradicciones de la vida. Lejos del entusiasmo y optimismo de la adolescencia, la del protagonista es una existencia gris, vacía y sin motivaciones.
Aunque en Tokio Blues hay mucho de lo que no me gustó en Kafka en la orilla, el relato logró engancharme y de alguna forma pude vincularme con sus personajes. La de Watanabe puede ser la historia de muchos adolescentes. Pienso incluso en otro personaje literario: Corcho, mi adolescente favorito, protagonista de Piedra de mar. Aunque en la historia del japonés todo es tragedia y en la de Francisco Massiani todo es risa y luz, ambos jóvenes comparten rasgos similares: la intensidad con la que viven y perciben su entorno, su predilección por la música, su devoción a un amor imposible. Este abordaje de la adolescencia me pareció interesante y creo que nos hace recordar a todos los adultos que una vez nuestra vida también tuvo esa mezcla extraña de ímpetu y tedio.
Con este libro también me pasó algo curioso. Hace unos años, probé el sushi y no me gustó para nada. Leyendo este libro y las descripciones que Watanabe hace de sus almuerzos, decidí volver a probarlo y me pareció delicioso. Ahora, debo confesar, soy adicta. Después de leer el libro, me puse a buscar entrevistas del autor y me conseguí con algo que me indicó que no soy la única a la que le he pasado:

Periodista: Dicen que le gusta abrir el apetito de sus lectores.
Haruki Murakami: Me gusta escribir sobre comida. Quiero provocar una reacción física de los lectores al escribir sobre la comida o la bebida. Poder hacerlo con frases es uno de mis placeres como escritor. Tengo la convicción de que si puedo conseguir hacerlo bien, seré capaz de hablar con más claridad, con más fuerza, sobre el amor o la tristeza, o el sentido de vivir.

Aunque Haruki Murakami no se convirtió en mi autor favorito y sigo sin entender la fascinación que genera, la experiencia con Tokio Blues, Norwegian Wood  fue mucho mejor de lo que esperaba. No sé si leeré un tercer libro de este autor pero, en caso que sí, ya les iré contando.

Joanna Ruiz Méndez


Fuente de la entrevista: Collera, V. (26 de febrero de 2007). "Tokio blues' fue sólo un experimento". El País. Recuperado el 04 de julio de 2016 de http://bit.ly/29fVAOR