martes, diciembre 31, 2013

Despidiendo el año



Es inevitable: se termina el año y uno comienza a sacar cuentas, a recordar los hechos memorables, a repasar las alegrías más sinceras  y las tristezas más agudas. Uno quiere aprehender en vano cada uno de esos días que se despidieron fugaces y retener hasta los recuerdos más ínfimos para que no terminen en el sótano de la memoria, enmarañados con otros recuerdos que han ido quedando allí y, que con el paso de los años, se han hecho irreconocibles.
En pocas palabras: es inevitable enfrentar la nostalgia producto de un ciclo que se cierra, algo que ocurre inevitablemente al final de cada año. No hay forma de no sentir añoranza por los buenos momentos, porque no sabemos si el futuro nos va a deparar la misma felicidad. No hay forma de que no nos invada la melancolía por las cosas que no pasaron –pero que moríamos porque pasaran-, por los amigos o seres queridos que se fueron –algunos para siempre- y por las derrotas que tuvimos que enfrentar –y que nos dejaron dolores profundos y definitivos-.  No hay forma de no hacer ese recuento que a algunos les puede parecer innecesario, pero que para otros es fundamental para poder enfrentar el nuevo año con las cuentas claras y el corazón limpio.
No sé si le funciona a todo el mundo, pero hacer ese repaso del año a mí me ha dado la oportunidad de reconciliarme con los malos ratos, revivir las alegrías y, en el mejor de los casos, enderezar el camino para arrancar con buen pie el nuevo ciclo que comienza. Y aunque los finales –felices o no- traigan siempre su cuota de nostalgia, no nos podemos olvidar que la mayoría de la veces vienen seguidos de comienzos luminosos cargados de nuevas oportunidades, una emoción infinita y su dosis justa de esperanza.  

lunes, septiembre 23, 2013

La casa del silencio




La casa del silencio, de Orhan Pamuk, es una novela ambientada en Turquía, justo antes del Golpe de Estado de 1980 según lo ha indicado el propio autor. En ella se narra una saga familiar en la que sus personajes, cuyas almas se encuentran habitadas por poderosas obsesiones, no parecen capaces de evitar el sino trágico que se cierne sobre ellos. 
Fatma, una anciana profundamente religiosa que vive en el pequeño poblado de Cennethisar, recibe la visita de sus tres nietos que viven en Estambul. Faruk, el mayor, es un historiador alcohólico y obeso que sueña con conseguir, en las páginas del pasado, un hecho que pueda darle la oportunidad de recomponer su presente. Metin, el del medio, se desvive por alcanzar el sueño americano y lamenta todos los días la falta de dinero que le impide concretarlo. Además, su estadía en Cennethisar lo enfrenta a una nueva obsesión: el amor. Nilgun, la hermana menor, es una linda muchacha comunista que pronto se convierte en el objeto de deseo de Hasan, un fanático religioso. 
En la casa, además de Fatma, se encuentra Recep, un hombre temeroso y noble que la cuida con esmero a pesar de que ella lo desprecia. El ser hijo ilegítimo de Selahattin, el difunto marido de la anciana, lo condenó a un destino trágico y el hecho de ser enano lo hace objeto de burlas por parte de su entorno. 
Cada uno de los personajes –a excepción de Nilgun- revela en primera persona sus motivaciones profundas, sus bajas pasiones, su visión de la vida. A través de sus recuerdos logramos conocer a otros miembros de la saga, especialmente a Selahattin, quien es fundamental en esta historia. El marido de Fatma, un médico obsesionado por sacar del atraso a su país, consigue en la ciencia la única esperanza de un cambio. Idealista en su juventud, su fanatismo lo va convirtiendo poco a poco en un personaje profundamente intolerante. Su incurable vicio por el alcohol, que lo termina destruyendo, será un mal del que también adolecerán Dogan, su único hijo con Fatma, y Faruk, su nieto. 
La vieja casa es el lugar de encuentro de distintas generaciones. En ella predomina el silencio porque las personas que la habitan, con escasas excepciones, no encuentran una manera eficiente de comunicarse entre sí. A juzgar por la visión de Pamuk, esta podría ser una metáfora de la propia Turquía en el convulso momento histórico en que es ambientada la historia. 
Aunque profundamente disímiles en su forma de ser, los integrantes de esta saga familiar tienen un punto de encuentro: la obsesión. Y aunque el final es concluyente en algunos aspectos, en otros la historia queda abierta porque a veces las obsesiones, tanto en los libros como en la vida real, no parecen acabar nunca. 

P.D.: Encontré una entrevista, en inglés, en la que el autor habla sobre esta obra. Me pareció interesante, así que aquí se las dejo: http://bit.ly/1feys4a 

Joanna Ruiz Méndez

lunes, agosto 26, 2013

La muerte de Honorio



Un Tenedor de Libros, un Periodista, un Médico, un Capitán y un Barbero: cinco hombres con distintos oficios, ideologías e historias, se encuentran prisioneros en el mismo calabozo. El espacio que comparten es pequeño y oscuro, tan tenebroso como el país en el que viven. Aún cuando son diferentes en muchos aspectos, el horror lo une: cuatro de ellos ya han conocido el infierno y un quinto vio su sueño de toda la vida convertirse, poco a poco, en una pesadilla.
Estos cinco hombres son los protagonistas de La muerte de Honorio de Miguel Otero Silva, una novela que intenta salvar del olvido las torturas y la humillación que sufrieron los venezolanos que se atrevieron a luchar contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. También evidencia una verdad irrebatible: en un régimen de terror, incluso esos que prefieren no involucrarse con ninguna causa, pueden convertirse en víctimas.
La historia se divide en dos cuadernos: Cinco que no hablaron y Honorio y su muerte. En el primero se detalla el pasado de cada uno de los presos: sus anhelos infantiles, sus vivencias adolescentes y las dificultades de la vida adulta; también su historia familiar, el primer amor y la elección de la profesión que los distingue. Además, se revela el porqué se encuentran presos y se describe de forma cruda y pormenorizada los suplicios vividos por los protagonistas. Al final de ese primer cuaderno, se introduce  por referencia el personaje de Honorio, el hijo del Barbero.
En el segundo cuaderno, se narra la vida en la cárcel y como, paulatinamente, se va haciendo menos dura para los presos. Honorio, ese niño rubio que el Barbero describe como fuerte, vivaz y travieso, se vuelve una presencia amable y luminosa en la vida de estos hombres. Todos, a su manera, quieren mejorar la vida del pequeño y no hay mayor ilusión para ellos imaginarse como influirán en su porvenir una vez que hayan recobrado la libertad. 
Otro hecho importante -y simbólico- que se narra en este cuaderno es el nacimiento en la cárcel de cinco pollitos. Los reos, en parte porque les sobra el tiempo y en parte porque les toman cariño, deciden cuidarlos. Uno de ellos, enclenque y patuleco, es el que recibe las mayores atenciones del Barbero. Aunque al segundo cuaderno le falta la fuerza del primero, tiene en la historia de los pollitos una de las descripciones más conmovedoras que he leído en mi vida.
Sus referencias históricas, su narración precisa y sus personajes bien estructurados convierten a La muerte de Honorio en una novela poderosa que engancha desde la primera página. No dejen de leerla. 

Joanna Ruiz Méndez

domingo, junio 16, 2013

Stitches, una infancia muda


Con Shortcomings de Adrian Tomine conocí la novela gráfica y, aunque estaba algo familiarizada con el término, no había tenido oportunidad de leer alguna obra que encajara en este concepto. Shortcomings, plena de humor, ironía y situaciones extravagantes, me gustó bastante y me hizo interesar en este tipo de novelas cuya fuerza, a diferencia de aquellas que acostumbro a leer, no radica precisamente en el texto. Gracias a ese interés compré y leí Stitches, una infancia muda, de David Small.
Al ver la portada, pensé que la trama giraba en torno a un preadolescente-rebelde-sin-causa que le hace la vida miserable a su familia. Nada más lejos de la realidad. Stitches nos cuenta sobre la infancia y la adolescencia del autor, las cuales estuvieron marcadas por la crueldad de su madre y la indiferencia de su padre. Su abuela materna, un personaje fugaz pero inolvidable, es un elemento fundamental de esa pesadilla que es su vida.
Hay mucho poder y mucha poesía en estos dibujos. No soy experta, pero algo mágico hay en estas ilustraciones que no solo retratan la desesperación, la soledad y la desesperanza del protagonista, sino que hacen que uno las sienta también. Las viñetas son eficaces en describir la vida de David, pero también su mundo interno -ese que lo ayuda a sobrellevar su mutismo-. Stitches tiene más de 300 páginas, pero se puede leer en una hora. Y, aunque parezca poco tiempo, al llegar a la última página uno siente que ha hecho un viaje muy largo, en el que ha acumulado imágenes que perdurarán para siempre. Small nos cuenta una historia indeciblemente triste y lo que hace con tanta destreza que, apenas se termina de leer, uno ya sabe que no podrá olvidarla.

P.D.: Pueden conocer más sobre el trabajo de David Small en su página davidsmallbooks.com (en inglés)

Joanna Ruiz Méndez

jueves, mayo 23, 2013

Los topos



"Los hombres son todos distintos, aunque compartan la misma fe"

Los topos de Eduardo Liendo no es solo una historia sobre la guerrilla en Venezuela durante los años sesenta, sino también es el testimonio de una nostalgia colectiva y de unos sueños aplastados, en parte, por los mismos soñadores. 
La historia se centra en Armando y sus compañeros de lucha quieren destituir el sistema establecido y consolidar uno completamente diferente, revolucionario. La historia se desarrolla en tres escenarios distintos que brindan varias visiones de la vida del protagonista.  
El primero se enfoca en la vida en la cárcel. Armando y sus compañeros, quienes están presos por sus actividades guerrilleras, deben asumir con paciencia y dignidad las vejaciones a las que se ven sometidos por algunos carceleros y por la misma dinámica del lugar. Sin embargo, no se resignan: han estado en varias cárceles y en todas han buscado la manera de escapar. Algunos lo han logrado y por eso los demás no pierden la esperanza. De tanto estar en túneles, sucios de tierra, abrigados por la oscuridad y amenazados por la falta de aire, estos hombres emprenden la labor de topos pues es su única esperanza de conseguir la libertad.
En el segundo se describe la vida en un campamento guerrillero en la montaña y la imposibilidad de algunos para adaptarse a ella. Aunque todos están dispuestos a pelear y morir por la causa, pocos soportan las inclemencias del clima, los zarpazos del hambre y la falta de sueño. Aunque hay deseos de gloria y aspiraciones heroicas, el fracaso se anticipa inevitable.
Una tercera visión nos acerca a un Armando que ya no está en la cárcel, que recuerda con nostalgia su pasado guerrillero y que escribe sus vivencias aunque no sepa con exactitud porque lo está haciendo. Lo aclara desde el principio: “En realidad, nada me obliga a contar esta historia. Lo hago, quizá, para medio espantar algunos rebullones que siempre me rondan. Puede ser también para complacer a los muchachos que cuando me encuentran por ahí nunca se olvidan de decirme: <<¿Y por fin, cuándo vas a escribir aquella historia>>”. Ya sea por compromiso o para exorcizar demonios, él la escribe y nosotros la leemos.
Los topos es una novela testimonio. Eduardo Liendo comparte con su protagonista el pasado guerrillero y los años en la cárcel. En realidad nos está contando gran parte de su historia y, aunque no es posible saber qué sucedió en la realidad y qué es producto de la ficción, da la impresión de que es mayormente  un relato verídico al que solo se le han cambiado algunos nombres.
Ésta es una obra que todos los venezolanos deberíamos leer para comprender el momento actual que vivimos. Los topos brinda pistas sobre una época que está teniendo consecuencias en la actualidad. Nuestro presente, de alguna manera, ya estaba escrito. Hay un fragmento de esta obra, escrita en 1975, que no puedo dejar de transcribir y que parece una predicción: “Pienso que del vientre del mar surgirán muchas olas, algunas de ellas, nadie sabe cuándo, será lo suficientemente poderosa como para saltar el gran rompeolas de la burguesía y llegar a la playa. Ojalá que sea una hermosa revolución. Ojalá no haya entonces ninguna razón para añorar un pasado injusto e imperfecto”.



Joanna Ruiz Méndez

miércoles, mayo 15, 2013

Tres datos para lectores

1) En estos días hice un gran descubrimiento: la Biblioteca Ayacucho Digital. Con esta iniciativa, la editorial pone al alcance de los internautas grandes obras de la literatura latinoamericana en formato PDF. Se consiguen obras de Teresa de la Parra, Horacio Quiroga, Gabriela Mistral, César Vallejo y Rubén Darío, entre otros autores. Imperdible.

2) También en estos días descubrí la página de Jaime Jaramillo Escobar, en la que se puede conocer más sobre este poeta colombiano y disfrutar parte de su obra que, por lo que he leído hasta ahora, me ha parecido plena de fino humor, ironía y nostálgica reflexión. También he encontrado en sus libros varias frases que perduran; les transcribo un par:

"A los muertos se les puede elogiar descaradamente, porque ya no se sonrojan"

"Ser poeta es, pues, tener un dolor permanente en el costado"

3) En Caracas: la tienda Novedades El Jardín, ubicada en la estación de Metro Chacaíto, vende libros desde 10 Bs. hasta 50 Bs. -si hay algunos más caros, yo no los he visto-. No solo sus precios bajos son un motivo para visitarla; la gran variedad de títulos y autores es otro aliciente. Se consiguen obras de Carlos Fuentes, Graham Greene, Orhan Pamuk y Doris Lessing, entre otras. Los amantes de la lectura no pueden dejar de visitarla.

Joanna Ruiz Méndez

Frases que perduran


No sé si a ustedes les ha pasado, pero yo siempre encuentro en todos los libros al menos una frase que me queda resonando en la cabeza. Ya sea porque la frase en cuestión me toca una fibra o porque refleja una parte de mi historia -o de mi alma-, no la dejo pasar y trato siempre de anotarla en algún lado para que no se me escape. Aunque casi siempre son más poderosas en el contexto es que fueron escritas, aquí voy a transcribir algunas que tienen vida propia y que por alguna razón han marcado la mía.

"La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido".
Jorge Luis Borges,
Prólogo de El informe de Brodie

"Dentro de uno existe un frío que hace que lo más próximo y lo más lejano nos quede igual de lejos".
Ingeborg Bachmann
Todo (cuento)

"La vida es espléndida no por lo que da, sino por lo que promete".
Teresa de la Parra
Las memorias de Mamá Blanca

“Y no querer hacer mal es la interpretación menos riesgosa del amor”.
Mario Benedetti
Quién de nosotros

"El que no cree en sí mismo miente siempre".
Friedrich Nietzsche
Así hablo Zaratustra

"Silencio antes de nacer. Silencio después de la muerte. La vida es puro ruido entre dos insondables silencios".
Isabel Allende
Paula

"Cada cual vive en el universo que es capaz de imaginar...".
Ami regresa
Enrique Barrios

"¿De quién es esa voz arcana en nuestro interior que relincha pidiendo acción?".
J.M. Coetzee
Tierras de poniente

"La muerte de todos empieza a los veinte años".
Carlos Fuentes
La cabeza de la hidra

“El alma, una enfermedad incurable".
Yevgeny Zamyatin
Nosotros

"No hay más Tierra Prometida que la que el hombre puede encontrar en sí mismo".
Alejo Carpentier
El siglo de las luces

"El horror siempre es verdadero".
Graham Greene
Los Comediantes

“Uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben, de la misma manera que uno nunca termina de vivir, aunque la muerte sea un hecho cierto”.
Roberto Bolaño
Dentista (cuento)

“¡Ah! En verdad, el placer es una canción de libertad”.
Kahlil Gibran
El Profeta

"Si no ha de ser bonita la vida, que se lo coman todo".
César Vallejo
Contra el secreto profesional

P.D.: Si ustedes también tienen sus frases, no dejen de compartirlas.

Joanna Ruiz Méndez