Con Shortcomings de Adrian Tomine conocí la novela gráfica y, aunque estaba algo familiarizada con el término, no había tenido oportunidad de leer alguna obra que encajara en este concepto. Shortcomings, plena de humor, ironía y situaciones extravagantes, me gustó bastante y me hizo interesar en este tipo de novelas cuya fuerza, a diferencia de aquellas que acostumbro a leer, no radica precisamente en el texto. Gracias a ese interés compré y leí Stitches, una infancia muda, de David Small.
Al ver la portada, pensé que la trama giraba en torno a un preadolescente-rebelde-sin-causa que le hace la vida miserable a su familia. Nada más lejos de la realidad. Stitches nos cuenta sobre la infancia y la adolescencia del autor, las cuales estuvieron marcadas por la crueldad de su madre y la indiferencia de su padre. Su abuela materna, un personaje fugaz pero inolvidable, es un elemento fundamental de esa pesadilla que es su vida.
Hay mucho poder y mucha poesía en estos dibujos. No soy experta, pero algo mágico hay en estas ilustraciones que no solo retratan la desesperación, la soledad y la desesperanza del protagonista, sino que hacen que uno las sienta también. Las viñetas son eficaces en describir la vida de David, pero también su mundo interno -ese que lo ayuda a sobrellevar su mutismo-. Stitches tiene más de 300 páginas, pero se puede leer en una hora. Y, aunque parezca poco tiempo, al llegar a la última página uno siente que ha hecho un viaje muy largo, en el que ha acumulado imágenes que perdurarán para siempre. Small nos cuenta una historia indeciblemente triste y lo que hace con tanta destreza que, apenas se termina de leer, uno ya sabe que no podrá olvidarla.
P.D.: Pueden conocer más sobre el trabajo de David Small en su página davidsmallbooks.com (en inglés)
Joanna Ruiz Méndez
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