lunes, septiembre 23, 2013

La casa del silencio




La casa del silencio, de Orhan Pamuk, es una novela ambientada en Turquía, justo antes del Golpe de Estado de 1980 según lo ha indicado el propio autor. En ella se narra una saga familiar en la que sus personajes, cuyas almas se encuentran habitadas por poderosas obsesiones, no parecen capaces de evitar el sino trágico que se cierne sobre ellos. 
Fatma, una anciana profundamente religiosa que vive en el pequeño poblado de Cennethisar, recibe la visita de sus tres nietos que viven en Estambul. Faruk, el mayor, es un historiador alcohólico y obeso que sueña con conseguir, en las páginas del pasado, un hecho que pueda darle la oportunidad de recomponer su presente. Metin, el del medio, se desvive por alcanzar el sueño americano y lamenta todos los días la falta de dinero que le impide concretarlo. Además, su estadía en Cennethisar lo enfrenta a una nueva obsesión: el amor. Nilgun, la hermana menor, es una linda muchacha comunista que pronto se convierte en el objeto de deseo de Hasan, un fanático religioso. 
En la casa, además de Fatma, se encuentra Recep, un hombre temeroso y noble que la cuida con esmero a pesar de que ella lo desprecia. El ser hijo ilegítimo de Selahattin, el difunto marido de la anciana, lo condenó a un destino trágico y el hecho de ser enano lo hace objeto de burlas por parte de su entorno. 
Cada uno de los personajes –a excepción de Nilgun- revela en primera persona sus motivaciones profundas, sus bajas pasiones, su visión de la vida. A través de sus recuerdos logramos conocer a otros miembros de la saga, especialmente a Selahattin, quien es fundamental en esta historia. El marido de Fatma, un médico obsesionado por sacar del atraso a su país, consigue en la ciencia la única esperanza de un cambio. Idealista en su juventud, su fanatismo lo va convirtiendo poco a poco en un personaje profundamente intolerante. Su incurable vicio por el alcohol, que lo termina destruyendo, será un mal del que también adolecerán Dogan, su único hijo con Fatma, y Faruk, su nieto. 
La vieja casa es el lugar de encuentro de distintas generaciones. En ella predomina el silencio porque las personas que la habitan, con escasas excepciones, no encuentran una manera eficiente de comunicarse entre sí. A juzgar por la visión de Pamuk, esta podría ser una metáfora de la propia Turquía en el convulso momento histórico en que es ambientada la historia. 
Aunque profundamente disímiles en su forma de ser, los integrantes de esta saga familiar tienen un punto de encuentro: la obsesión. Y aunque el final es concluyente en algunos aspectos, en otros la historia queda abierta porque a veces las obsesiones, tanto en los libros como en la vida real, no parecen acabar nunca. 

P.D.: Encontré una entrevista, en inglés, en la que el autor habla sobre esta obra. Me pareció interesante, así que aquí se las dejo: http://bit.ly/1feys4a 

Joanna Ruiz Méndez