lunes, octubre 06, 2008

Existencialenta

La calle es un encuentro de misterios que se congregan lentamente. Por eso todo el mundo está impaciente aunque sea inútil. Nadie puede apurar la aparición de una estrella fugaz. El vino se toma despacito, los ojos se cierran poco a poco. Hasta el amanecer debe esperar su turno para aparecer en el cielo. No se puede forzar un buenos días, las cosas no están para acelerar simpatías, el mundo a veces da vueltas para que nos quedemos en el mismo lugar. No es casualidad este tic tac detenido. Los más frenéticos escupen maldiciones y se preguntan que es esto que está inmóvil. Y no, no es la eternidad: es el tiempo.

Joanna

1 comentario:

David Bolivar dijo...

(Sin acentos)

El tiempo...aquello que algunos miden y otros no notan. El hecho es que alli esta, provocando vejez en algunos, productividad en otros y jovialidad en unos pocos.

Tan exacto como un reloj de arena, o de ultima tendencia, el tiempo definitivamente es un milagro de un ser superior a quien muchos adoran.

Ver el amanecer, contemplar la perfeccion de la maquinaria mas moderna y nunca copiada como lo es la naturaleza; provoca al mortal dejar atras el tiempo y dejarse llevar por el...si, por el tiempo!