“Sin embargo, ¿en
qué lugar del mundo puede uno esconderse donde no se sienta sucio?”
Vincent, un
biógrafo inglés, está realizando un libro sobre el fallecido escritor
sudafricano J.M. Coetzee. Éste se centrará en la vida del autor durante la
década de los setenta, época en la cual era un treintañero pusilánime y gris. Para
armar su obra, se vale de unos apuntes realizados por Coetzee entre 1972 y 1975
y también en otras notas sueltas que están sin fechar. Además, entrevista a
cinco personajes muy diferentes entre sí, quienes fueron parte importante de la vida del novelista sudafricano en esta época. Esta es la sinopsis de Verano (Mondadori, 2010), de J.M. Coetzee, una ingeniosa obra autobiográfica en la cual no podemos distinguir con claridad qué es ficción y qué es realidad.
Verano es la culminación de una trilogía llamada
Escenas de una vida de provincia, que
comenzó con Infancia y Juventud. Yo no las he leído y me parece
que esta obra genial se sostiene por sí misma, aunque sería ideal poder leer las
otras dos para complementar las ideas y temáticas que se presentan en este libro.
La obra se divide
en siete capítulos. El primero, Cuaderno
de notas 1972-1975, es bastante corto y está escrito en tercera persona; contiene
apuntes sueltos que se enfocan, principalmente, en la situación política en
Sudáfrica y en la compleja relación que Coetzee tiene con su padre.
En Julia, el siguiente capítulo, se revela
que Coetzee tuvo una relación con una mujer casada. No se trató de un amor
apasionado, sino del encuentro de dos personas profundamente hastiadas que
consiguieron, en esa aventura, una manera de darle algo de sentido a sus vidas
monótonas. En Margot, se nos muestra
al escritor en su entorno familiar y se evidencia la especial relación que
tiene con una de sus primas; en Adriana,
lo vemos como un conquistador fallido que no logra cautivar, a pesar de sus
–torpes- intentos, a la mamá de una de sus alumnas de inglés.
Martín se enfoca en un hombre que compitió
con Coetzee por el cargo de profesor adjunto en la Universidad de Ciudad del
Cabo, lo cual brinda una oportunidad para
describir al autor en su rol como docente; en Sophie, otra de sus parejas describe alguna de las ideas políticas
del novelista, su postura frente a la identidad afrikáner y algunos detalles de
una relación que ella describe como “cómica y sentimental a la vez”. El último
capítulo, Cuadernos de notas: fragmentos
sin fecha, los apuntes vuelven a enfocarse en la relación de Coetzee con su
padre y nos da algunos detalles de su madre y de la educación que recibió, la
cual influyó profundamente en él y lo convirtió en el adulto que es.
Salvo el primero y
el último, todos los capítulos utilizan la entrevista como estructura, un
detalle que me pareció bastante novedoso para una autobiografía. En todos, se
nos muestra a un Coetzee con una personalidad bastante pobre y nada notable, el
tipo de hombre deslucido que no impacta profundamente a nadie; un individuo
que, a pesar de su posterior fama como escritor, no logra borrar del recuerdo
de los que lo conocieron en la década de los setenta como un personaje poco
memorable y hasta algo patético. Es curioso pensar que esta descripción
bastante desfavorable haya sido escrita por el mismo Coetzee, quizás por simple
modestia o a lo mejor por pura diversión.
Creo que lo que
más me gustó de este libro, es una característica que también he percibido en
los otros dos libros que he leído del escritor –Tierras de poniente y Diario de
un mal año-: Coetzee tiene una forma muy particular de revelar en palabras
simples, verdades profundas y universales que
aunque a veces percibimos, no siempre podemos nombrar. En este libro, su
abordaje sobre la adultez me parece magistral. Su mediocre existencia como
treintañero, tal como la describe el libro, refleja la mayoría de los pequeños
y grandes dramas de todos los que se convierten en adultos sin estar
completamente preparados (¿es que acaso alguien lo está?): la inseguridad, la
sensación de haber fracasado en todo y ese sentimiento de no encajar nunca, de
ser un personaje inadecuado, seguramente han sido constantes en las vidas de
más de uno. O quizás, de todos y cada uno de nosotros.
Verano es un libro
divertido, nostálgico y honesto. No importa si Coetzee nos ha mentido mucho o
poco; todo en este libro, haya sucedido o no, tiene mucho de verdad porque ahonda
de manera limpia y precisa en la compleja naturaleza humana.
Referencias:
Cruz, F. (30 de julio
de 2010). 'Verano' de Coetzee, la novela más recomendada por los escritores
españoles para estas vacaciones. El País. Recuperado el 25 de enero de 2016 de http://bit.ly/1Qxdmz7
No hay comentarios:
Publicar un comentario