sábado, febrero 19, 2011

Cartagena: magia, historia y mapalé


…me bastó con dar un paso dentro de la muralla para verla en toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde, y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer”. Gabriel García Márquez

Hace un mes viajé a Colombia por motivos laborales y admito que me encantó. Volví a la Bogotá de gastronomía deliciosa, de calles anchas e históricas, de gente amable que te trata tan bien que te hace sentir descolocado porque uno no está acostumbrado a tanta gentileza. En fin, volví a la ciudad donde crecieron mis padres y en la que viví hace dos años unas navidades inolvidables.
Pero yo he hablado de Bogotá en este blog. Me gustaría contarles algo de Cartagena, mi segundo destino en este viaje y a la que no conocía.
No hablaré mucho de la cara urbana de Cartagena, porque no tuve oportunidad de conocerla muy bien. Solo repetiré lo que uno de mis compañeros decía: es un hermoso perfil arquitectónico. En cambio, si pude recorrer el centro histórico varias veces y llegué a la conclusión de que es un lugar para caminar largamente y perderse con placer. Al transitar por ese territorio resguardado por las murallas sentí que recorría los caminos de una historia bien contada, en donde predomina el realismo mágico y el encanto de tiempos antiguos. Algunos lugares característicos son Las Bóvedas, la Torre del Reloj, la Catedral y el Templo y Plaza de San Pedro Claver.
Este centro histórico también es un universo cultural en donde uno se tropieza en cada esquina con galerías y museos, estatuas vivientes y bailarines de mapalé.
Admito que lo del mapalé fue lo que más me llamó la atención. Esta danza afrocolombiana consiste en un intercambio de baile, seducción y cadencia entre el hombre y la mujer, que termina en un movimiento frenético de cintura, caderas y cuerpo entero al ritmo de los tambores. Los bailarines se mueven al son de una música que viene de las profundidades de la tierra, del océano y del centro de su alma, todo al mismo tiempo. No sé si es un baile que cualquiera pueda aprender, aunque a mí me gustaría. Siento que el mapalé además de sorprendente debe ser extremadamente liberador.
Mañana contaré un poco más de esa Cartagena que le dio a García Márquez la sensación de volver a nacer. Y es que la ciudad, además de histórica y cultural, también posee el don de recrear lo extraordinario.

Joanna Ruiz Méndez

1 comentario:

Zhandra dijo...

Hola Joa. ¡Ya no quieres bajarte de un avión, jejeje...Apartando mi mal chiste, encontré tu relato sentido. Creo que eres de las personas que cuando viajan, se conectan con el modo de ser de los lugares y eso, definitivamente, es algo hermoso. Te auguro buen futuro como cronista. ¡Piénsatelo! Un beso grandote.