lunes, enero 25, 2016

Verano



Sin embargo, ¿en qué lugar del mundo puede uno esconderse donde no se sienta sucio?”

Vincent, un biógrafo inglés, está realizando un libro sobre el fallecido escritor sudafricano J.M. Coetzee. Éste se centrará en la vida del autor durante la década de los setenta, época en la cual era un treintañero pusilánime y gris. Para armar su obra, se vale de unos apuntes realizados por Coetzee entre 1972 y 1975 y también en otras notas sueltas que están sin fechar. Además, entrevista a cinco personajes muy diferentes entre sí, quienes fueron parte importante de la vida del novelista sudafricano en esta época. Esta es la sinopsis de Verano (Mondadori, 2010), de J.M. Coetzee, una ingeniosa obra autobiográfica en la cual no podemos distinguir con claridad qué es ficción y qué es realidad. 
Verano es la culminación de una trilogía llamada Escenas de una vida de provincia, que comenzó con Infancia y Juventud. Yo no las he leído y me parece que esta obra genial se sostiene por sí misma, aunque sería ideal poder leer las otras dos para complementar las ideas y temáticas que se presentan en este libro.  
La obra se divide en siete capítulos. El primero, Cuaderno de notas 1972-1975, es bastante corto y está escrito en tercera persona; contiene apuntes sueltos que se enfocan, principalmente, en la situación política en Sudáfrica y en la compleja relación que Coetzee tiene con su padre.
En Julia, el siguiente capítulo, se revela que Coetzee tuvo una relación con una mujer casada. No se trató de un amor apasionado, sino del encuentro de dos personas profundamente hastiadas que consiguieron, en esa aventura, una manera de darle algo de sentido a sus vidas monótonas. En Margot, se nos muestra al escritor en su entorno familiar y se evidencia la especial relación que tiene con una de sus primas; en Adriana, lo vemos como un conquistador fallido que no logra cautivar, a pesar de sus –torpes- intentos, a la mamá de una de sus alumnas de inglés.
Martín se enfoca en un hombre que compitió con Coetzee por el cargo de profesor adjunto en la Universidad de Ciudad del Cabo, lo cual brinda una oportunidad para describir al autor en su rol como docente; en Sophie, otra de sus parejas describe alguna de las ideas políticas del novelista, su postura frente a la identidad afrikáner y algunos detalles de una relación que ella describe como “cómica y sentimental a la vez”. El último capítulo, Cuadernos de notas: fragmentos sin fecha, los apuntes vuelven a enfocarse en la relación de Coetzee con su padre y nos da algunos detalles de su madre y de la educación que recibió, la cual influyó profundamente en él y lo convirtió en el adulto que es.
Salvo el primero y el último, todos los capítulos utilizan la entrevista como estructura, un detalle que me pareció bastante novedoso para una autobiografía. En todos, se nos muestra a un Coetzee con una personalidad bastante pobre y nada notable, el tipo de hombre deslucido que no impacta profundamente a nadie; un individuo que, a pesar de su posterior fama como escritor, no logra borrar del recuerdo de los que lo conocieron en la década de los setenta como un personaje poco memorable y hasta algo patético. Es curioso pensar que esta descripción bastante desfavorable haya sido escrita por el mismo Coetzee, quizás por simple modestia o a lo mejor por pura diversión.
Creo que lo que más me gustó de este libro, es una característica que también he percibido en los otros dos libros que he leído del escritor –Tierras de poniente y Diario de un mal año-: Coetzee tiene una forma muy particular de revelar en palabras simples, verdades profundas y universales que  aunque a veces percibimos, no siempre podemos nombrar. En este libro, su abordaje sobre la adultez me parece magistral. Su mediocre existencia como treintañero, tal como la describe el libro, refleja la mayoría de los pequeños y grandes dramas de todos los que se convierten en adultos sin estar completamente preparados (¿es que acaso alguien lo está?): la inseguridad, la sensación de haber fracasado en todo y ese sentimiento de no encajar nunca, de ser un personaje inadecuado, seguramente han sido constantes en las vidas de más de uno. O quizás, de todos y cada uno de nosotros.
Verano es un libro divertido, nostálgico y honesto. No importa si Coetzee nos ha mentido mucho o poco; todo en este libro, haya sucedido o no, tiene mucho de verdad porque ahonda de manera limpia y precisa en la compleja naturaleza humana.  

Joanna Ruiz Méndez



Referencias:
Cruz, F. (30 de julio de 2010). 'Verano' de Coetzee, la novela más recomendada por los escritores españoles para estas vacaciones. El País. Recuperado el 25 de enero de 2016 de http://bit.ly/1Qxdmz7

De Hériz, E. (05 de mayo de 2010). Tras 'Infancia' y 'Juventud', J. M. Coetzee cierra su trilogía de memorias ficticias con 'Verano'. El Periódico. Recuperado el 25 de enero de 2016 de http://bit.ly/1ZOVpwF

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