Volver es entender que los semáforos están de adorno. Es devolver las horas que se tomaron prestadas a la felicidad infinita. Volver es una cola eterna. Es respirar smog y más smog. Volver es resignarse al concreto. Es olvidarse del verde. Es entregarse al calor que se vuelve infierno cuando entras al Metro en la hora pico. Es saber que puede no haber electricidad o agua o ninguna de las dos cosas. Es caminar sobre un precipicio a toda hora. Es no sentirse seguro. Es volver a pelear con los motorizados. Volver es saber que todo ha cambiado en apariencia. Y que todo sigue siendo igual, en esencia.
Volver duele. Y es un dolor raro este que se siente cuando se vuelve a casa.
Volver duele. Y es un dolor raro este que se siente cuando se vuelve a casa.
Joanna Ruiz Méndez