Estuvimos muy poco tiempo en Quito y solo tuvimos tiempo de repasar, fugazmente, algunos de los lugares emblemáticos del lugar, como El Panecillo y la Catedral. Eso, lejos de frustrarme, me da una excusa para volver. Sin embargo, me llevé un recuerdo memorable de la capital ecuatoriana en mi paladar.
En nuestra última noche en Ecuador, fuimos a un restaurante llamado La Choza, especializado en platos típicos. Yo me decanté, en la entrada, por un plato que traía tres tipos de ceviches. Excelente elección.
El plato constaba de un ceviche de palmito, otro de pescado y otro de camarones. Lo acompañaban un maíz tostado, cotufas –o palomitas, como lo llaman en algunos países- y tostones. Aún tengo los sabores bailando en mi boca.
En nuestra última noche en Ecuador, fuimos a un restaurante llamado La Choza, especializado en platos típicos. Yo me decanté, en la entrada, por un plato que traía tres tipos de ceviches. Excelente elección.
El plato constaba de un ceviche de palmito, otro de pescado y otro de camarones. Lo acompañaban un maíz tostado, cotufas –o palomitas, como lo llaman en algunos países- y tostones. Aún tengo los sabores bailando en mi boca.
De plato fuerte pedí llapingacho, una tortilla de papas con queso, al que le pusieron un huevo frito encima. Venía acompañado con carne de puerco y ensalada. Un poco pesado, pero también una delicia.
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