Hace unos años, cuando escuché a mucha gente a mi alrededor hablar de Haruki Murakami y cómo sus libros los habían enganchado, lo puse entre mi lista de pendientes. Finalmente, una Navidad me regalaron un libro de este autor: Kafka en la orilla. Lo que pensé que se convertiría en una experiencia fascinante, fue una decepción mayúscula: no solo no me enganché, sino que me sentía desconectada de las metáforas no siempre bien logradas, de la historia que se enreda y no lleva a ninguna parte, de la gran cantidad de referencias musicales y literarias que me parecieron forzadas la mayor parte del tiempo. Este libro me dejó nada o poco, algo que rara vez suele pasarme.
A pesar de esta experiencia, decidí darle una segunda
oportunidad al autor japonés. En la última Feria del Libro de Bogotá, adquirí Tokio Blues, Norwegian Wood. La historia
es muy sencilla: Toru Watanabe, de 37 años, rememora su adolescencia y todas las
experiencias que marcaron esta etapa de su vida profundamente. Sus recuerdos se centran
principalmente en Naoko, una joven frágil, etérea e inestable, quien había sido
novia de Kizuki, su único amigo de juventud y quien se suicidó a los 17 años.
El protagonista también rememora sus vivencias en una
residencia de estudiantes, las personas que conoce en el centro de reposo donde
Naoko debe ser internada por sus problemas de salud mental, la situación que se
vive en su universidad y su desconexión del entorno que lo rodea. Entre sus
recuerdos, también destacan otros dos personajes: la simpática Midori, quien
combate las desgracias de su vida a fuerza de vitalidad y alegría, y Reiko, una
mujer madura que busca conseguir en el encierro y en la música una forma de
luchar contra sus fantasmas.
En su juventud, a pesar de la vida que tiene por
delante, los pensamientos de Watanabe giran alrededor de la muerte, pero
también en el descubrimiento de la posibilidades que ofrece el sexo y las
contradicciones de la vida. Lejos del entusiasmo y optimismo de la
adolescencia, la del protagonista es una existencia gris, vacía y sin
motivaciones.
Aunque en Tokio Blues hay mucho de lo que no me gustó
en Kafka en la orilla, el relato logró engancharme y de alguna forma pude vincularme
con sus personajes. La de Watanabe puede ser la historia de muchos adolescentes.
Pienso incluso en otro personaje literario: Corcho, mi adolescente favorito,
protagonista de Piedra de mar. Aunque en la historia del japonés todo es
tragedia y en la de Francisco Massiani todo es risa y luz, ambos jóvenes comparten
rasgos similares: la intensidad con la que viven y perciben su entorno, su
predilección por la música, su devoción a un amor imposible. Este abordaje de
la adolescencia me pareció interesante y creo que nos hace recordar a todos los
adultos que una vez nuestra vida también tuvo esa mezcla extraña de ímpetu y
tedio.
Con este libro también me pasó algo curioso. Hace unos
años, probé el sushi y no me gustó para nada. Leyendo este libro y las
descripciones que Watanabe hace de sus almuerzos, decidí volver a probarlo y me
pareció delicioso. Ahora, debo confesar, soy adicta. Después de leer el
libro, me puse a buscar entrevistas del autor y me conseguí con algo que me
indicó que no soy la única a la que le he pasado:
Periodista: Dicen que le gusta
abrir el apetito de sus lectores.
Haruki Murakami: Me gusta
escribir sobre comida. Quiero provocar una reacción física de los lectores al
escribir sobre la comida o la bebida. Poder hacerlo con frases es uno de mis
placeres como escritor. Tengo la convicción de que si puedo conseguir hacerlo
bien, seré capaz de hablar con más claridad, con más fuerza, sobre el amor o la
tristeza, o el sentido de vivir.
Aunque
Haruki Murakami no se convirtió en mi autor favorito y sigo sin entender la
fascinación que genera, la experiencia con Tokio
Blues, Norwegian Wood fue mucho
mejor de lo que esperaba. No sé si leeré un tercer libro de este autor pero, en
caso que sí, ya les iré contando.
Joanna
Ruiz Méndez
Fuente de la entrevista: Collera, V. (26 de febrero de 2007). "Tokio blues' fue sólo un
experimento". El País. Recuperado el 04 de julio de 2016 de
http://bit.ly/29fVAOR
Querida Joanna: tiempo sin pasarme por acá. Mi experiencia con Murakami fue completamente opuesta a la tuya. Convengo en que no se trata de un autor deslumbrante como Thomas Mann, pero me gustan bastante sus novelas con elementos fantásticos, como "El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas", "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" o "1Q84"; "Norwegian Wood", por lo contrario, aunque es muy famosa, no me parece una gran cosa. Si finalmente no te logra enganchar, pues bueno, eso también se vale :). Un abrazo, bonita.
ResponderEliminarHola Zhandra! Sé que te gusta mucho Murakami y en parte por ti, y por otros conocidos a los que también les encanta, decidí acercarme a su obra. Creo que a la tercera va la vencida, así que si leo otro de sus libros, será alguno de los que me recomiendas.
ResponderEliminarY como dices: si definitivamente no me engancho, pues también se vale. Un abrazo!