Es curioso como la rutina –y en ocasiones, la falta de
voluntad- nos hace abandonar las cosas que más nos gustan. Eso me pasó a mí. Desde
hace mucho tiempo, el famoso “no tengo tiempo para eso” se apoderó de mí
discurso y fui dejando de lado mis cosas favoritas, como leer libros a granel y
escribir en este blog.
No quiero que suene a excusa, pero siento que todo comenzó
hace dos años, cuando me mudé a Colombia. La experiencia de vivir en un nuevo
país, enfocarme absolutamente en un trabajo en el que muchas cosas eran nuevas
para mí y lidiar por primera vez con aquello que llamamos independencia –con
todas sus glorias y tragedias- influyeron en el abandono de este espacio. Sin
embargo, a pesar de todas las circunstancias, la verdad sea dicha: la principal
responsable de tanto abandono, fui yo.
Pero aquí estoy nuevamente, escribiendo en este blog que empecé
en 2008 y que por un momento me permitió no solo reseñar libros sino también
desahogarme, compartir crónicas viajeras y, en general, experimentar con la
escritura. Vuelvo porque necesito escribir de las cosas que más me apasionan y
los que me conocen saben que pocas cosas me apasionan más que los libros.
Vuelvo porque me he puesto como tarea actualizar este blog regularmente y eso
me exige –como si fuera una exigencia- volver a leer libros a granel. Vuelvo
porque uno no puede darle la espalda, de forma definitiva, a las cosas que más
le gustan.
Este retorno tiene como foco compartir experiencias
literarias con todos los que leen este blog; no en vano, Lea que algo queda
nació como una forma de homenajear los libros y evidenciar mi amor por ellos. Y
aunque mi énfasis estará allí, no descarto que uno u otro post se desvíe hacia
otros temas que me apasionan: la gente, los viajes y, obviamente, el periodismo.
No puedo cerrar este texto sin mencionar esa frase de Jorge
Luis Borges que tanto me gusta: “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún
tipo de biblioteca”. Con el pasar del tiempo, no hago sino reafirmar lo certera
que es. También quisiera mencionar otra frase que leí en un cuento de Roberto
Bolaño y que define, en cierta manera, la existencia de cualquier lector
apasionado: “Uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben, de la
misma manera que uno nunca termina de vivir, aunque la muerte sea un hecho
cierto”.
Joanna Ruiz Méndez
Hola Joanna.
ResponderEliminarHe leído con sumo interés algunas entradas de tu blog. Me ha llamado la atención y quiero leer más.
Lo hallé al buscar datos acerca de "La cabeza de la hidra", escrita por mi paisano Carlos Fuentes.
No sé donde radiques, donde sea recibe un cordial abrazo desde México.
Hola Joanna.
ResponderEliminarHallé tu blog al buscar datos acerca de "La cabeza de la hidra", escrita por mi paisano Carlos Fuentes.
Leí algunas de las entradas y las encuentro atractivas, quiero leer más.
Espero nuevos títulos en este blog.
No sé donde vivas, pero recibe un cordial abrazo desde México.
¡Hola Felipe! Que chévere saber que te gustó el blog. Te cuento que La cabeza de la hidra me parece un libro magnífico y, desde que lo leí, Carlos Fuentes se convirtió uno de mis escritores favoritos.
ResponderEliminarNo dejes de visitar el blog, porque seguiré compartiendo experiencias literarias.
!Gracias por leer (y comentar)! Muchos saludos desde Colombia.