Mis colegas y yo paseamos en un coche de caballos e hicimos el típico recorrido por el centro histórico que, según nos aseguraron, es muy romántico en pareja. Como nosotros éramos seis no tuvo nada de romántico, pero sí fue muy divertido y nos brindó la oportunidad de tomar fotos memorables. También nos montamos en una chiva, autobús típico que alberga muchos pasajeros y un grupo de vallenato que toca las canciones que uno le pide y otras tantas de su inspiración. El precio del paseo no solo incluye la música sino también aguardiente y una comida típica de la zona llamada arepa de huevo.
En gastronomía, la ciudad me sorprendió gratamente: Cartagena sabe a coco. Supe que la gastronomía del lugar me iba a encantar cuando descubrí que esta fruta es el principal ingrediente de muchos platos. Comí langostinos con coco, acompañado de arroz con coco, mientras me bebía una deliciosa limonada con coco. De postre, por supuesto, no pude evitar un delicioso flan de coco que terminó de impregnar en mi paladar ese dulce sabor que tanto me gusta. El coco me persiguió hasta las Islas del Rosario, un archipiélago deslumbrante que queda a 45 minutos de Cartagena. Allí, mientras degustaba un pescado frito con arroz con coco, pude disfrutar de la impresionante visión de unas aguas azules que desafían la definición de cristalino. Un paisaje para el recuerdo y que hay que visitar al menos una vez en la vida.
Y también una vez en la vida hay que visitar Cartagena, la ciudad del realismo mágico de García Márquez. No es vano la nueva marca de la urbe es así: Cartagena de Indias, una vez... Al menos una vez hay que visitar el centro histórico protegido por murallas, ser espectador de un baile de mapalé, delirar con la gastronomía deliciosa del lugar y dejarse llevar por la vibrante movida cultural cartagenera. Y por supuesto, hay que volver. Porque algunos dicen que no importa cuantas veces hayas ido: siempre que uno visita Cartagena siente que es la primera vez. Y yo no puedo decir que sea cierto, pero me muero por comprobarlo.
Joanna Ruiz Méndez
Joanna y el coco... lo certifico... un viaje inolvidable y con grupo inolvidable de colegas... que se repita... aunque sea una vez...
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