- Quiero llevármelo todo, padres, hermanos y amigos incluidos. Pero sólo me permiten unos tristes 23 kilos de equipaje. Les dije que comieran menos, pero no me hicieron caso. Ahora me tengo que ir sin ellos y eso que yo se los dije.
- No quiero abandonar los rituales de belleza allá, tengo que llevarme la coquetería a donde sea. Mi afán de exclusividad, de yo-no-soy-vanidosa-como-las-demás, quedó pisoteado ante mis primeras compras: productos para el cabello, cremas, maquillaje. Sí, soy vanidosa como las demás. Y ahora que lo admito puedo meter la plancha sin ningún sentimiento de culpa. Ella vuela conmigo.
- Estoy leyendo “La muerte en Venecia”, en donde también hay un viaje pero no a Vancouver sino a Venecia (obvio). Coincidencia uno: ambas ciudades empiezan con V. Coincidencia dos: no existe. Gustav Von Aschenbach tiene inquietudes espirituales y artísticas y a mi sólo me inquieta que el viaje en avión se me haga muy largo, que nadie entienda mi precario inglés y mi reserva de señas-gestos que tengo preparada, que me pierda en Vancouver como siempre me pierdo en Caracas. Él aspira a la posteridad y yo a la supervivencia. Punto.
- No es más que un hasta luego. Pero este hasta luego tiene olor a final de temporada. A cierre de ciclos, aunque me suene odioso ese término. A sabemos que esto no será lo mismo. Ya no es lo mismo. Nos estamos despidiendo de a poquito, pero esa es siempre la definición de la vida. Así que lo dejamos en que no es más que un breve adiós.
- Y un comienzo.
- Y varias grandes felicidades.
- Y una tristeza común, pero chiquita.
Joanna Ruiz Méndez
- No quiero abandonar los rituales de belleza allá, tengo que llevarme la coquetería a donde sea. Mi afán de exclusividad, de yo-no-soy-vanidosa-como-las-demás, quedó pisoteado ante mis primeras compras: productos para el cabello, cremas, maquillaje. Sí, soy vanidosa como las demás. Y ahora que lo admito puedo meter la plancha sin ningún sentimiento de culpa. Ella vuela conmigo.
- Estoy leyendo “La muerte en Venecia”, en donde también hay un viaje pero no a Vancouver sino a Venecia (obvio). Coincidencia uno: ambas ciudades empiezan con V. Coincidencia dos: no existe. Gustav Von Aschenbach tiene inquietudes espirituales y artísticas y a mi sólo me inquieta que el viaje en avión se me haga muy largo, que nadie entienda mi precario inglés y mi reserva de señas-gestos que tengo preparada, que me pierda en Vancouver como siempre me pierdo en Caracas. Él aspira a la posteridad y yo a la supervivencia. Punto.
- No es más que un hasta luego. Pero este hasta luego tiene olor a final de temporada. A cierre de ciclos, aunque me suene odioso ese término. A sabemos que esto no será lo mismo. Ya no es lo mismo. Nos estamos despidiendo de a poquito, pero esa es siempre la definición de la vida. Así que lo dejamos en que no es más que un breve adiós.
- Y un comienzo.
- Y varias grandes felicidades.
- Y una tristeza común, pero chiquita.
Joanna Ruiz Méndez
Miss Ruiz, i hope have a great trip to Vancouver. Its a new experience and the beginning of a whole new life. I´ll be missing you a lot, considering that we should had have shared more time together. I think there is a second chance for it, maybe here, maybe there or at our dreamed apartment, where the successful Mijo and Dav will live the greatest moments ever...Love ya! Take care, and don´t avoid my goodbye please!
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